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miércoles, 19 de enero de 2011

Sevilla, Corazón de león

Renació el Sevilla. Y nunca mejor dicho pues en la noche de ayer confirmó su buen juego a base de goles. Tres ni más ni menos ante un Villarreal que tiró por la borda su oportunidad de llegar a las semifinales del Torneo de K.O.

El planteamiento de inicio fue muy cuestionado por parte de la familia rojiblanca debido a que Gregorio Manzano decidió apostar por un 5-3-2, un sistema que eliminaba de raíz a los extremos que habían sido intocables desde los memorables tiempos de Joaquin Caparrós. Esta suplencia de extremos, que por otra parte era justificada debido al bajo estado de forma de Navas, Capel y Perotti, sorprendió a un Villarreal que no supo que hacer con el balón en su poder.

Acertó Manzano y ganó el conjunto andaluz con un impecable Romaric. Una vez más el costamarfileño fue el mediocentro creativo que Monchi hará un par de años fichó. Esta adaptado al equipo. Sí, quizás se ha adaptado más tarde que el resto de los jugadores profesionales pues le ha costado dos años y medio aclimatarse a Sevilla. Quizás ha sido Manzano quien se ha vestido de Mago de Oz para sacar del ostracismo a un jugador que ni siquiera rendía en el campo. O, quizás, ha sido esa extreña enfermedad que desde hace varios meses arrastra a Roma a realizar grandes partidos, esa enfermedad llamada 'Annanitis'. 

Y es que desde que se lleva escuchando por las oficinas nervionenses el más que probable fichaje del jugador del Rossenborg, el costmarfileño no hace mas que encadenar buenas actuaciones. Algo, que le ha llevado a convertirse en el mejor asistente del Sevilla de esta temporada y en uno de los mejores pasadores en largo de la Liga española.

Pero no todo en este Sevilla es Romaric. También está la figura de un gigante, una fiigura, un maestro del fútbol como es Frederic Kanouté. El jugador de Malí es santo y seña de este Sevilla, no sólo marca, sino que hace jugar a su equipo. Con él en el terreno de juego el Sevilla es otro, es imparable. El día que cuelgue las botas, dios quiera que sea dentro de muchísimos años, Nervión debería de dedicarle un monumento, un emblema, una calle o incluso acuñar monedas de euro con su tierno rostro.

Este Sevilla parece que vuelve a renacer, a resurgir de entre las cenizas. Quiere dar guerra pero por encima de todo quiere ganarla como ganó en la noche de ayer Sergio Sánchez a la vida. Esa  vida,que nos quitó de la noche a la mañana a Antonio Puerta, es la misma que nos ha devuelto la sonrisa con Sergio que eligió jugar o morir en el intento y, gracias a que el fútbol compensa, ha vuelto a los terrenos de juegos para ayudar al equipo en un momento clave.

Sergio, no sabes cuanto te admira la afición sevillista y futbolera en general. Has luchado con la muerte y la has ganado. No sólo eres un ejemplo de profesional sino también de persona: tranquilo para ejercer tu vida como uno más y, a la vez, fiero cuan león para luchar contra cualquier dificultad. Sergio, que grande eres.

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