Buscar este blog

jueves, 4 de noviembre de 2010

Se ve la luz al final del túnel

Todos sabemos que el fútbol desata pasiones allá por donde quiera que vaya. Puede unir, desunir, enemistar, enamorar a los cientos y miles de personas que persiguen el esférico. Esa sensación es lo que día a día se vive en España, Andalucía y, en especial, Sevilla. La ciudad hispalense es la cuna de la 'guasa', la alegría y del pique sano entre aficiones por algo se dice que en pocos sitios se vive el fútbol como en Sevilla puesto que sólo es comparable por la pasión argentina.

Esta forma de vivir la vida en torno al balompié, en los últimos años, se ha visto afectada drásticamente por el descenso de uno de los dos equipos que, durante años, han paseado por Europa el nombre de esta legendaria e histórica ciudad.

Esta importancia futbolística que siempre ha tenido Sevilla se vio alterada hace un par de años con el descenso del Real Betis Balompié. El Betis, como comúnmente es conocido, no es el equipo insignia de este humilde bloguero pero es lamentable como el que fuera el 'mejon' presidente de la historia del Betis, a saber, D. Manuel Ruiz de Lopera, ha hundido en un par de años lo que tanto ha costado construir no a su a persona sino al beticismo en general.

Muchos hablan de que el descenso del equipo que lleva por nombre el río de nuestra ciudad (pues 'Betis' era la denominación árabe del rio Guadalquivir) fue únicamente por culpa de los jugadores a los que tachaban de mercenarios. En cambio, con el paso de los meses se fueron dando cuenta que el verdadero responsable del 'segundazo' no era otro más que el presidente por aquella época, Lopera.

Todo empezó realmente con la venta de figuras béticas como Olivieira para hacer caja allá por el año 2005, cuando el equipo verdiblanco se clasificó para la UEFA Champions League siendo así el primer equipo andaluz en conseguir una clasificación para la máxima competición continental.

Este año el equipo consiguió además el trofeo de la Copa del Rey. Por aquél entonces, la afición del equipo verdiblanco adoraba e idolatraba a un presidente que parecía tener un gran manejo del equipo. Al año siguiente, con la consecución del equipo rival, el Sevilla Fútbol Club (club con el que me siento identificado), del primer trofeo europeo que era adquirido por un equipo andaluz como era la copa de la UEFA, la afición bética empezó a cuestionar las gestiones deportivas del club heliopolitano. Éste fue el principio de una bajada sin frenos que se culminó en el año 2008 con la bajada a Segunda División en la última jornada de liga.
 
Tras el descenso, la primera temporada en la liga de plata, la asumió con el mismo conjunto de que había descendido: jugadores consolidados en el equipo, sin mucha ambición y, en muchos de los casos, con canteranos que sabían que tendrían más oportunidades manteniendo al club en Segunda División que haciéndole subir...

1 comentario: